El Parlamento Europeo ha respaldado hoy que los biocarburantes clásicos, como el etanol y el biodiésel, no supongan más del 6 por ciento del consumo energético de la UE en el sector del transporte para 2020. El objetivo es acelerar la transición hacia una nueva generación de biocombustibles fabricados con algas y algunos residuos, y así reducir las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el creciente uso de tierras agrícolas para la producción de carburantes.